Nuestro Maravatío

sábado, noviembre 04, 2006


El Oso Negro de la Plazuela del Rastro
JULIO CESAR MORALES TORRES
Cuando el manto de la noche caía sobre las taciturnas calles del pueblo y las mortecinas llamas de los faroles y quinqués, brotaban como pequeñas luciérnagas, iluminando los hogares, allá por el rumbo de la capilla de «Los Herreros», emergía entre las penumbras un oso negro, horrible y tenebroso, que causaba pánico a quien lo viese o escuchase gruñir.
Esta leyenda, que platicaban los abuelos a fines de 1890 y principios de 1900, cuenta que, cuando los brazos de las sombras de la noche invadían las calles y todos los rincones del pintoresco pueblo, un oso negro, de aspecto fiero, se desprendía de la cortina negra de la oscuridad de la calle de Los Herreros (que hoy en día es calle Leona Vicario).
Con gruñidos aterradores que taladraban el silencio de la noche, se desplazaba silentemente entre pedruscos y tierra de las calles. Todos se escondían, las puertas y ventanas echas de madera, muchas de ellas carcomidas por el tiempo, eran cerradas herméticamente, sin embargo por los pequeños resquicios, el rugir terrorífico del oso negro se filtraba, llegando hasta los oídos de sus moradores, que no en pocas ocasiones su piel se enchinaba.
Unos con el rosario en la mano rezaban para ahuyentar de su hogar al ser maligno que deambulaba por las noches, otros más, escondían sus rostros bajo las almohadas.
Así, por muchas noches el temido Oso deambuló por las calles del pueblo, hasta que cierta ocasión, un valiente, de los que nunca faltan, se situó en una de las tantas puertas carcomidas por el tiempo y situada en la plazuela «Del Rastro», (Hoy se aprecia en el lugar un bonito jardín en la calle Leona Vicario).
El lugar se encontraba invadido por una fría oscuridad. Su mirada jugaba con la lejana y pálida luz amarillenta de un farol pendido en una vieja pared de la esquina que conformaban las calles Rayón y Victoria (hoy calles de Rayón y Álvaro Obregón).
El cazador con una vieja carabina cargada de granos de sal, esperó pacientemente a que hiciera su aparición el espeluznante Oso Negro.
Pero tuvieron que pasar varios días para que éste se apareciera, y cuando esto sucedió, el intrépido cazador dormitaba, pero al escuchar el espeluznante rugido se despabiló.

Aunque muy valiente, un escalofrío invadió su cuerpo cuando lo vio venir, -pensó tal vez que hacía demasiado frío- tenso por la situación no acertaba a realizar lo que valientemente se había propuesto, cuando reaccionó era un poco tarde, pero aún así, alcanzó a disparar su vieja carabina, acertándole por la espalda.

El Oso, en medio de un gruñido terrorífico emprendió la huida, perdiéndose por las oscuras calles del pueblo, mientras a lo lejos se escuchaba el aullido de un perro desvelado.
El pueblo se sumergió en una inmensa tranquilidad, las estrellas titilaban de frío, mientras un viento gélido soplaba.
Pasó el tiempo y el temible Oso Negro, jamás volvió a aparecer.
Entre las pláticas, se comentaba que el referido Oso Negro, no había sido otra cosa que una persona disfrazada, que tal vez tenía la encomienda de espantar al pueblo o quizás por pasatiempo.

Otras leyendas que encontrarás en la revista:


1. EL ARREPENTIMIENTO DE UN HOMBRE Y EL PERDÓN DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES
2. EL OSO NEGRO DE LA PLAZUELA DEL RASTRO
3. EL FANTASMA DE UNA HERMOSA MUJER EN LA ALAMEDA
4. EL ALICANTE
5. EL DIABLITO
6. LA QUEMA DE UNA BRUJA
7. LA CAMPANA ENCANTADA
8. LA LEYENDA DE DOLORES CABRERA

posted by Julio Cesar Morales Torres at sábado, noviembre 04, 2006

1 Comments:

hola
m parecio muy important su informacio ya q en algunas ocasiones nos dejan tareas en la escuela sobre maravatio y es dificil hallarla pero lo unico es q seria aun mayor mi facilidad si publicaran todas las leyendas completas
d mi part todo
gracias y felicidades

sábado, mayo 15, 2010 8:26:00 p.m.  

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